Testimonios MSC

P. REYNALDO PARIS: un msc cordial, cercano, gentil Por P. Raymundo Savard, msc Fechas: Reynaldo París nació en el pueblo de Parisville, Provincia de Québec, Canadá, el día 31 de diciembre de 1927 y fue bautizado el día de año nuevo del año 1928. Sus padres eran Jules París y Alice Boisvert. Hizo sus estudios primarios en su pueblo natal y entró al Seminario Misionero (en ese tiempo se llamaba Escuela Apostólica) en septiembre de 1941. Pronunció sus primeros votos en la Congregación MSC el 8 de septiembre de 1948 e hizo profesión perpetua el 8 de septiembre de 1951. Después de los estudios de filosofía y teología fue ordenado sacerdote el 6 de junio de 1954, año del centenario de la Congregación MSC. Llegó a República Dominicana el día 8 de octubre de 1955. Aquí estuvo trabajando mayormente en pastoral parroquial: S. José de las Matas, Altagracia de Santiago, Pimentel, Jánico, Castillo, Los Prados de Sto. Domingo, La Romana. Entre varios cargos, el P. Reynaldo fue Director del Seminario Misionero de S. José de las Matas del 13 de diciembre 1960 hasta el 18 de abril de 1962. Fue Ecónomo Provincial de mayo 1985 hasta enero de 1988, y varias veces fue Consejero Provincial. Varias enfermedades pusieron a prueba su constancia y su apego al ministerio religioso. En junio del 1992 tuvo que trasladarse a Canadá para tratamientos médicos, que dieron buenos resultados, pues pudo volver a Rep. Dom. Pero en septiembre del 1995, tuvo un comienzo de trombosis, lo que necesitó otro traslado a Canadá, donde estuvo en la enfermería MSC durante varios meses. Su impulso misionero le hizo regresar a R.D. por algunos meses, pero la enfermedad no le dio respiro y tuvo que volver definitivamente a Canadá, donde se incorporó nuevamente a la Provincia MSC canadiense. Persona: Reynaldo estaba dotado de una personalidad muy sencilla y de compañía muy agradable. Fácilmente trababa amistad con los demás. Tenía un buen juicio práctico, y no tenía inclinación especial para la especulación. Era un hombre de una piedad fuerte y sólida. Para él la vida común era esencial y tenía facilidad para vivirla. Era un hombre muy servicial y todos los que lo conocieron reconocieron en él esa disposición a ayudar a las personas, especialmente las más necesitadas. Por eso se le conoce como un hombre muy abierto a los demás, franco y leal. Su solidez moral atrajo a las personas tímidas y lo llevó a atraer la atención de cualquiera que necesite ayuda. Por todo eso se le reconoce como excelente Misionero del Sagrado Corazón.