
Ya lo dijo el gran pensador Mounier que la persona no es una realidad que tiene vocación, sino que es sencillamente vocación. Por lo tanto es una invitación a no cerrarle la puerta a Dios cuando escuches su voz, déjale entrar.
¡¡¡No temas!!! Acércate a esta familia de los Misioneros del Sagrado Corazón y aquí comprenderás que esa llamada de Jesús a seguirlo no acontece de una sola vez sino que se recrea y se activa a lo largo del camino de la vida cotidiana.
Nuestra Iglesia y nuestra congregación necesitan de jóvenes como tú que tienen un sinnúmero de inquietudes, para darle un sabor diferente a este mundo que va perdiendo el sentido de Dios.
Quiero que reflexiones las palabras de Pedro Arrupe “nada puede importar más que encontrar a Dios; es decir, enamorarse de El de una manera definitiva y absoluta. Aquello de lo que te has de enamorar atrapa tu imaginación y acabará por dejar huellas en todo. Será lo que decidas qué es lo que te saca de la cama cada mañana, qué hacer con tus atardeceres, en qué empleas tus fines de semana; lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud. ¡Enamórate! ¡Permanece en el amor! ¡Todo sea de otra manera!” Tomado del libro Itinerarios en la formación, Autora: Lola Arrieta, pag. 18.
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